montevideo . para presenciar el match japón-australia, el blog se trasladó a un bar de la avenida 18 de julio. esto se debió a que en el país hermano se vivió la jornada con un sentido especial, ya que los uruguayos creían que eran ellos los que tenían que estar jugando contra japón y no los nefastos socceroos, que les sacaron la plaza a último momento. cuestión que nos acomodamos en el bar y vimos cómo los charrúas en championes aparecían vestidos con kimonos, portando sables samurais y haciendo pequeñas reverencias a sus interlocutores. estaba claro, entonces, por cuál equipo iban a hinchar. sin levantar la perdiz, por nuestra condición de antipasteras, nos acodamos en silencio y vimos el partido. fue un ida y vuelta a pedir de zico, un personaje bastante desagradable que se las pasó hablando de lo bien que juega su equipo y que brasil y argentina son una mierda. ay, zico. igual, los montevideanos festejaron con todo el gol japonés -no fue foul-, gritando cosas como ¡bansai! ¡ken watanabe! ¡sushi! ¡arigato! ¡kitano! a partir de ahí, todo fue alegría alegría, con rondas de sake a cuenta de la casa. hasta el fatal minuto 84. y ya nada fue igual. al término del partido, un tipo ya viejo, con un sombrero de piel de cocodrilo y una fosters en la mano, eructó un "c´mon socceroos!". no era otro que mike cocodrilo dundee que está recorriendo el mundo buscándose una jubilación digna a través de relatar sus aventuras en el outback from down under. para los charrúas, fue un insulto, y enfurecidos, entonaron el himno del maracanazo y se le fueron al humo. a mí, para colmo, me identificaron como argie y también caí en la volteada. con mike nos defendimos como pudimos, el hombre blandiendo su gran cuchillo y yo mi conchero de corsódromo. zafamos justo a lo último, como los socceroos, porque justo pasaba por ahí el chacho álvarez y nos subió a un helicóptero. mientras nosotros nos íbamos volando, el quedó en tierra y no sé porqué sonreía, recordando vaya uno a saber qué cosa.
